Cómo mejorar tu capacidad de concentración

Las dificultades para concentrarse en el trabajo son cada vez más comunes y provocan que se reduzca el rendimiento considerablemente. Las interrupciones constantes, la falta de descanso, nuestra alimentación y la falta de actividad física son algunos de los factores que pueden reducir nuestra capacidad de concentración. A continuación, te damos las claves para aumentar tu concentración en el entorno laboral.

Los mejores hábitos para fomentar la concentración

¿Te cuesta sumergirte a fondo en una tarea y enfocar toda tu atención en ella? No te preocupes, la falta de concentración es más común de lo que piensas. El entorno, las prisas, la presión, muchas horas delante de una pantalla… Son diversos los factores que pueden evitar que nos concentremos. Por eso, es esencial que cuentes con unos hábitos que te ayuden a mejorar la tu capacidad de concentración.

La organización es fundamental

Si tu trabajo implica saltar de una tarea a otra, es crucial que seas una persona organizada. Ten tu agenda actualizada y utilízala para organizar tus compromisos, reuniones y tareas. Pero recuerda: debes de ser una persona realista. Evita sobrecargarla con tareas que sabes que no vas a poder cumplir. El exceso de trabajo y el estrés son uno de los principales causantes de la falta de concentración.

Llenar tu agenda de tareas que no tendrás tiempo de cumplir solo hará que te sientas frustrado. Así que resulta clave priorizar. Analiza cuáles son las labores más importantes y enfócate en ellas. Y, por encima de todo, márcate plazos realistas.

Sin Descanso no hay concentración

El cerebro, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, se fatiga y agota con los esfuerzos. Por eso es necesario darle descanso.

De la misma forma que no somos capaces de estar haciendo pesas durante 8 horas seguidas, tampoco podemos mantener nuestro nivel de concentración constante durante tanto tiempo. Se recomiendan 10 minutos de descanso por cada 45 minutos que pasemos sumergidos en una tarea. Aprovecha estos 10 minutos para levantarte de la silla y caminar. Realiza estiramientos, ya que, de estar tanto tiempo inmóvil, el cuerpo se termina entumeciendo.

Por último, y sobre todo si eres una persona despistada, utiliza estos 10 minutos de descanso para beber agua. Estar hidratado es sumamente necesario para tener un buen rendimiento.

Vitamina B6 y B12, esenciales para una buena atención

Las vitaminas B6 y B12 contribuyen a mejorar la concentración y a evitar la fatiga. Estas vitaminas ayudan al correcto funcionamiento del sistema nervioso. La deficiencia de vitamina B12 puede provocar cansancio y debilidad, mientras que los niveles bajos de vitamina B6 pueden provocar anemia, confusión, cambios de humor, irritabilidad y mal funcionamiento del sistema nervioso.  Ambas vitaminas nos ayudan a mantener sanas nuestras neuronas.

¿Qué alimentos son ricos en vitamina B6 y B12?

Entre los alimentos que continen vitamina B6 y B12 destacan las carnes y los productos cárnicos.

Entre las carnes con mayor contenido en vitamina B12 podemos encontrar el hígado de ternera,  el hígado de cerdo, la carne de conejo, el solomillo de buey, el solomillo de ternera, las chuletas de cerdo y el lomo de cerdo. También podemos encontrar la vitamina B12 en alimentos como el pescado, el marisco o los huevos. Esta vitamina no se encuentra presente de forma natural en ningún alimento de origen vegetal.

Al igual que la anterior, la vitamina B6 es abundante en las carnes. Destaca su presencia en el beicon y en el jamón serrano o en el jamón ibérico. Asimismo está presente en pescados como el salmón, las sardinas o el atún y en maricos como la langosta o el bogavante, aunque en menores cantidades.

Una dieta variada es esencial para mantenernos saludables y sentirnos llenos de energía.

La importancia de un buen entorno

El entorno también es uno de los aspectos determinantes para la concentración. Por lo general, un espacio bullicioso y con mucho ajetreo dificulta la capacidad de abstracción. Así que es básico que tengamos un espacio tranquilo, sin muchos ruidos, distracciones o interrupciones. 

Dependiendo de las características físicas de nuestro espacio de trabajo, puede resultar muy difícil conseguir un entorno de trabajo silencioso. Las oficinas con varios trabajadores en una misma sala o las oficinas con espacios abiertos, sin paredes, pueden convertirse en lugares muy ruidosos. En estos casos, es necesario que nos aislemos para concentrarnos, ya sea con unos auriculares o trasladándonos a otra sala más tranquila. Sobre todo para realizar alguna tareas que requieran que focalicemos nuestra atención. 

Además, ayuda mucho trabajar en un espacio bien iluminado y ventilado. La falta de luz puede hacer que nos encontremos somnolientos y menos activos. La luz es un aliado fundamental para la concentración y si esta es natural, mejor que mejor. Por otro lado, los ambientes poco ventilados pueden provocar que nos sintamos incómodos o agobiados. 

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